La noción de la cultura

La cultura embarca la identidad, las manifestaciones, características, pensamiento de las personas y prácticas de un grupo humano.
Gracias a la navegación desde principios del siglo XIX, además se estaba desarrollando el colonialismo y por consecuencia el contacto de los europeos con sociedades lejanas. “… Las exploraciones y descubrimientos por Inglaterra y otras potencias europeas (Francia, Holanda, Bélgica, Portugal, España y más tardíamente Alemania)” (Margulis M., s/f, p. 14). Además, en este siglo estaba muy presente la idea de la superioridad del hombre europeo. Estas ideas de la superioridad eran compartidas por varios intelectuales del Siglo XIX, pues era una justificación para la expansión territorial de los principales países de Europa, Rusia y Estados Unidos. 
Con la ayuda de la Revolución Industrial se facilitaron las navegaciones, poniéndose en contacto con nuevos pueblos, costumbres e incluso lenguas. Gracias a este contexto se comenzó a desarrollarse la antropología.
La antropología fue madurando como disciplina y “… comienza a preguntarse las características y la lógica interna… de los pueblos que observa… va avanzando gradualmente hacia la comprensión y al respeto por lo diferente” (Margulis M., s/f, p. 15).
A finales del siglo XVIII Gottfried Herder planteaba la diversidad de las culturas, “sostenía que cada pueblo tenía derecho a su diversidad, a su orgullo, a su espíritu particular” (Margulis M., s/f, p. 16), que claramente es una idea opuesta al universalismo de los franceses.
Aunque, la definición más certera del XIX para la antropología era la de Edward Burnett Tylor “cultura o civilización tomadas en un sentido etnológico más extenso, es todo complejo que comprende creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y las otras capacidades o hábitos adquiridos por el hombre en tanto miembro de la sociedad” (Margulis M., s/f, p. 16), es decir, que se consideraban muy complejas por todas las características que competía a una cultura.
Otro aspecto que es muy importante son los cambios que ocurrieron en la primera mitad del siglo XX, el surgimiento de los medios de comunicación masiva, las dos guerras mundiales y la urbanización, además que el concepto de cultura influyo en otras interdisciplinas como el estudio sobre el lenguaje.
Conforme pasaba el tiempo, el concepto de cultura paso de ser una sociedad de esos pueblos lejanos y exóticos “… a ser el análisis de sociedades complejas pasadas o presentes” (Margulis M., s/f, p. 18). 

Signos, lengua y cultura
Cuando llegaban los europeos a estos pueblos lejanos a llegar a conquistar, llegaban e imponían su cultura forma de pensar, comportarse e incluso el como se comunicaban. Los antropólogos comenzaron a tomar conciencia en esa cuestión, ya que el contacto de los europeos hacía que cambiaran las culturas que estaban estudiando, pues esta intervención ingresaba nuevo modos de comercio, de intercambio y poco tiempo después el turismo y medios de comunicación modernos.
Gracias a estas actividades se vieron en la necesidad de resguardar las variedades de rasgos que se encontraban sobre todo los lenguajes, pues con estas actividades se corría el riesgo de que contagien de otros rasgos que no eran originarios y que con la apropiación de éstos desaparezcan, pero desafortunadamente se han perdido una gran cantidad de riqueza cultural y lenguas.
Durante el siglo XX se comenzó a dar más el interés por la cultura y todo lo que la englobaba, así se comienzan a dar los estudios sobre el lenguaje. “El hombre se relaciona con el mundo a través de signos… el signo es un mediador entre el hombre mismo y los procesos materiales o inmateriales que presenta la existencia” (Margulis M., s/f, p. 19). Entendemos a la realidad (todo lo que nos rodea) lo entendemos por medio de los signos. Estos signos son formados social y culturalmente, es decir, que las palabras son construidas históricamente por las personas en su vida social, en otras palabras “… comunicarnos y referirnos a la inmensa variedad de objetos que nos presenta el mundo” (Margulis M., s/f, p. 20).
“Los signos lingüísticos son una construcción humana” (Margulis M., s/f, p. 20), la cultura que empelamos esta inerte a una serie de signos que permiten significar la comunicación con los demás y los objetos que los integran, que son signos que son comunicables. 


Cultura y naturaleza
Los idiomas creados por un grupo de seres humanos involucran una teoría de como es que conciben la realidad, de clasificar y de como crear la realidad.
El hombre es producto de una cultura que son los mismo hombres quienes van construyendo esa cultura y que posteriormente la pasan de generación en generación; la cultura la construyen las personas (hombres y mujeres) en su vida social, la cual se encuentra en un constante cambio, sin embargo, no existe el hombre natural.
Desde un punto de vista zoológico, el hombre es un animal incompleto, “el hombre que conocemos es social: nace como un ser incompleto en el interior de una sociedad y se completa con su cultura. Empieza a ser hombre cuando aprende los códigos de su cultura (y este aprendizaje se empieza desde que nace), cuando incorpora los programas culturales compuestos de signos, de múltiples sistemas de signos” (Margulis M., s/f, p. 22). Resumiendo, los sujetos nacen incompletos y con la internalización del aprendizaje de la cultura grupal, la socialización y  los aprendizajes necesarios es lo que necesitan para ser aceptados en el grupo que pertenece y será así como se van a complementar. 


Hacia una definición semiótica de “cultura”
“La cultura implica… capacidad de comunicación” (Margulis M., s/f, p. 24), de un determinado conjunto social. Los signos que tenemos definen lo llamamos realidad, son los instrumentos para poder conocer y poder comunicarnos con los demás, pues como ya había mencionado son construidos socialmente y por lo tanto tienen historia. “El lenguaje es un instrumento privilegiado para la incorporación de la cultura” (Margulis M., s/f, p. 25), aunque también podemos incluir a la comunicación no verbal para esta incorporación.
Cuando estamos con encontramos con gente que no comparte nuestros códigos, es el momento en el que nos damos cuenta o tomamos conciencia de nuestra propia cultura, pues como estamos tan acostumbrados a ella que lo vemos como algo tan natural que no percibimos los límites que tiene. 
El periodo de las conquistas en América permitió el contacto con dos culturas totalmente distintas, pues con estas llegadas de personas que venían de tan lejos, se fue creando “… una nueva sociedad a partir del mestizaje biológico y cultural” (Margulis M., s/f, p. 28).
Aquí surge un concepto propuesto por Robert Jaulin, el cual es etnocidio para referirse a la destrucción de las culturas, referido a las causas de las colonizaciones económicas y culturales, principalmente a los indígenas de Sudamérica.
Ya en este punto, nos acercamos a una definición semiótica de la cultura. “La cultura se ocupa de la dimensión significativa en los fenómenos sociales: en tanto poseedores de los códigos de cultura, sus integrantes tiene la capacidad de leer las situaciones sociales que se les presenten… la cultura, entonces, será una de las dimensiones desde dónde podemos analizar procesos sociales… la dimensión cultural se ocupa de un plano de la significación, de lo que es expresado con los sistemas de signos que el hombre ha creado y que median en su relación con el mundo” (Margulis M., s/f, p. 29).
Podríamos decir que la cultura esta relacionada con la comunicación, pues la cultura es central para poder comprender las acciones de las demás personas y quizá la predicción de sus comportamientos, por ejemplo, modos de vestir, de comportamientos, valores que los demás integrantes de la cultura entienden.
Pero, no podemos dejar a un lado las generaciones, pues con los cambios de generaciones traen consigo códigos diferentes y vínculos distintos, pero como ya mencioné, los códigos tienen historia por lo tanto están en constante cambio y serán los que continúen por generaciones o que incluso tengan cambios por las generaciones que vienen más atrás. 

Margulis, M. (s//f). La noción de la educación. Pág. 13-33
-Christian Peralta Martínez

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